Thursday, June 30, 2005

PERSECUCIÓN UNO

Reforma (sobre el camellón) esquina con Varsovia.
2:11 pm
Esebecú
2:14pm: hacemos nuestro primer contacto visual. El primero de veintitrés cruces de miradas, después de los cuales yo siento que te conozco perfectamente. Reviso tu ropa, tus zapatos lustrosísimos. Me entretengo un buen rato en esa figurita que cuelga de un llavero que se asoma de tu bolsillo. ¿Será un camello, un hueso de animal? No, definitivamente no es un camello. ¿Es una letra muy estilizada? Tal vez. Yo creo que es la primera letra de tu nombre. ¿Te llamarás Yésico? ¿O Yisidro? ¿O Yeidckol? Je. No, seguro es el nombre de tu mujer, porque debes ser casado. El remiendo de tu pantalón te delata. Buena para coser, la buena Yadira.

Muchos contactos visuales en este rato. En una de esas te saludo y regresas a lo tuyo. Eres tímido, no lo hubiera creído. Digo, porque las miradas y el saludo que le echaste a las oficinistas que pasaron a las 2:20 pm no te hacían ver muy reservado. ¿Creerás que me gustas? Noooo, no creo. No, definitivamente no. Ambos nos sabemos humanos muy urbanos, muy de mundo, así que ya no creemos en esas tácticas de observación romántica, en los juegos de secundaria para que nos noten, en los recaditos, en las sonrisillas. Lo cierto es que ya te diste cuenta de que tienes mi atención fija. El escrutinio de tus cosas y tu olor me tienen un poco mareada. Debe ser el sol. En estos días ha hecho mucho calor.

Dan las 3:11 pm, mi hora de partir. No te puedo dejar así nomás, sin algo concreto para que le cuentes a Yuridia. Me acerco a ti y te pregunto la hora. Me miras a los ojos, te disculpas y me dices que no tienes reloj. Lo anticipé, sabía que algo así me ibas a decir, así que te doy otra oportunidad: “¿A cómo la boleada, señor?” “A veinte, pero no boleo sandalias, señorita”. “Ni modo, muy difícil ser su amiga, señor, le agradezco”. Me retiro y dejo que continúes leyendo tu revista. Sólo que no sigues leyéndola. Me sigues a mí, igual que yo te seguí por una hora con los ojos.

Wednesday, June 29, 2005

¿QUÉ ES LA LITERATURA DESAFORADA?

En su libro A Year from Monday (Wesleyan University, 1969), el músico John Cage dijo: “La literatura desaforada debe ser algo como una literatura del riesgo, una literatura sin miedo al ridículo, desprovista de autocensura y con un alto grado de locuacidad. El juego y el choque de realidades contrarias (el encuentro fortuito de una máquina de coser y un paraguas sobre una mesa de disección) también participan en lo desaforado, que no es sino una mezcla de exaltación, irreverencia y visiones súbitas.”
Algunos años después, George Maciunas, capitán del movimiento FLUXUS, declaró: “Ésta es una literatura que empieza justo antes del FIN de la literatura, es decir, en los límites del lenguaje, cerca de la imagen y el objeto, de la deriva y el graffiti, del coleccionismo y las cajas de libros, de la antipublicidad y las tipografías. Tiene algo salvaje y humorístico y le gusta crear objetos poéticos y ficciones prácticamente de la NADA.”
Durante un paseo nocturno por la ciudad de México, Vivian Abenshushan --seguidora entusista de éstas y otras declaraciones-- descubrió que “la literatura desaforada NO EXISTE, pero crece alrededor de una constelación alucinada de escritores y artistas, entre los que se encuentran: Lautréamont, Internacional Letrista, Surrealismo, FLUXUS, Eric Satie, OULIPO, Manzoni, Gómez de la Serna, ADBUSTERS, Joan Brossa, Cortazár, Vila-Matas, Guy Débord, los Quay Brothers, Sophie Calle, John Cage, Joseph Cornell y el inolvidable Duchamp. ¿Hay algo más claro que esta lista?”
Pero, ¿qué se hace en este taller? ¿en qué consiste? ¿qué demonios hago aquí? En el Taller de Literatura Desaforada se hacen cosas poco habituales, cosas arriesgadas, cosas que obligan a romper ciertas estructuras consabidas. Aquí se persiguen peatones y se manufacturan paseos por los lugares más recónditos de la ciudad más peligrosa e inhabitable del mundo. También se hacen détournements situacionistas, poesía sonora, objetos poéticos, narraciones fotográficas, acciones callejeras ¡y se registra todo en video! El Taller de Literatura Desaforada es un laboratorio de desinhibición creativa y acción poética que pone en práctica los principios de ciertos movimientos heterodoxos del siglo XX que centraron su obra en el desafío formal y el humor irreverente. Aquí la escritura es impura y se mezcla con otros lenguajes como la música, el cómic o el arte público. Sus miembros son de lo más variopintos: escritores, vestuaristas, cineastas, abogados, bailarines, vendedoras de leche, ingenieros, arquitectos, químicos, guionistas, psicoanalistas.
Por último: el Taller de Literatura Desaforada no sirve para nada ni da recetas de escritura ni hará de nadie un autor con premios literarios. Es un laboratorio deliberadamente caótico y sus resultados son aún imprevisibles...